Ana María Aldón y su hija Gema, ENFRENTADAS por una decisión que cambió sus vidas: “No puedo perdonarla”
Ana María Aldón es una de las protagonistas de la última edición de Supervivientes, el reality show de supervivencia más famoso de España. La diseñadora de moda se ha enfrentado a todo tipo de retos y dificultades en la isla, pero nada la ha preparado para el drama familiar que le esperaba al volver a casa.
Según ha revelado la propia Aldón en una entrevista exclusiva para la revista Lecturas, su relación con su hija Gema, fruto de una anterior relación, se ha roto por completo tras una fuerte discusión que tuvieron hace unas semanas. La causa del conflicto fue una decisión que tomó Gema sin consultar a su madre y que afectó a toda la familia.
"Mi hija Gema se ha ido a vivir con su padre y no me lo dijo. Me enteré por una llamada de mi ex. Me sentí traicionada, engañada, humillada. No entiendo por qué lo hizo, si yo siempre he estado ahí para ella, la he apoyado en todo, la he dado todo lo que he podido", confiesa Aldón entre lágrimas.
La diseñadora asegura que intentó hablar con su hija para aclarar las cosas, pero que Gema se negó a escucharla y le colgó el teléfono. Desde entonces, no han vuelto a tener contacto y Aldón se siente "destrozada" y "abandonada" por su hija. "Es como si me hubiera arrancado una parte de mí. No sé cómo voy a superar esto", dice.
Aldón cuenta que su marido, el torero José Ortega Cano, y sus otros hijos, José Fernando y Gloria Camila, han sido su mayor apoyo en estos momentos tan duros. Sin embargo, reconoce que la situación también les ha afectado a ellos y que hay mucha tensión en la familia. "Estamos muy preocupados por Gema, no sabemos cómo está, si necesita algo, si está bien. Queremos que vuelva a casa, que se reconcilie con su madre, que seamos una familia unida de nuevo", expresa.
Ana María Aldón dice que no pierde la esperanza de recuperar a su hija y que está dispuesta a perdonarla y a olvidar lo que pasó. "Yo la quiero con locura, es mi hija, mi sangre, mi vida. No hay nada que no pueda arreglarse con una buena conversación y un abrazo. Solo espero que ella también quiera hablar conmigo y que me dé una oportunidad de explicarle lo que siento. No quiero perderla para siempre", concluye.
